Brexit: guía para entender el divorcio que por fin termina y recién empieza

Quizás por estas semanas el Megxit, auspiciado por el ex Príncipe Harry y la ex duquesa Meghan Markle, pueda haber contado con algo más de atención desde los flashes y primeras planas, pero el Brexit finalmente va a suceder: sí, es acá, es ahora. El Reino Unido finalmente va a abandonar la Unión Europea este viernes 31 de enero a las 23:00. 

Del referéndum que motivó este evento a la fecha de concreción van a haber transcurrido 1317 de los más días más nublados para una Nación que en estos casi cuatro años ha estado, y probablemente siga estando, obsesionada con el asunto. 

De David Cameron a Boris Johnson, con la siempre inestable estadía de Theresa May por Downing Street al 10, el acontecimiento marcará el final de una etapa, así también como el comienzo de otra, seguramente de mayor incertidumbre, donde el traspaso de las palabras a los hechos seguramente traiga nuevos interrogantes con consecuencias que ya no podrán dilatarse.

Qué es el Brexit, las razones e implicancias de más de tres años de negociación, los motivos por los cuales se considera a este tema tan importante y por sobre todas las cosas que esperar de acá en adelante, todo eso, en esta nota. 

Pero, ¿qué es el Brexit?

Brexit es una abreviatura en inglés que se traduce en “salida británica”, es decir, de la partida del Reino Unido de la Unión Europea.

Entonces, para arrancar y no perdernos en la traducción: Si bien “Brexit” seguramente te haga pensar en la Isla de Gran Bretaña (Escocia, Gales e Inglaterra), del divorcio también forma parte Irlanda del Norte, la cual junto a las otras tres forma el Reino Unido. Es Brexit pero es el Reino Unido. 

Con sus particularidades, Gran Bretaña integró la Unión Europea (y su predecesora, la Comunidad Económica Europea) desde el año 1973. Pero a partir de un malestar hacia el bloque, el 23 de junio de 2016, más de cuatro décadas después, tuvo lugar el referéndum en la que los ciudadanos británicos votaron por irse. 

La Unión Europea 

La UE es una organización política y económica que al momento integran 28 Estados miembros. Sus antecedentes están en la Comunidad Europea del Carbón y del Acero fundada tras la Segunda Guerra Mundial con la idea de que la cooperación económica evite otro devastador conflicto en el viejo continente. 

La unión lógicamente evolucionó desde entonces, siendo un ejemplo aspiracional de integración en todo el mundo. Con su moneda común, el corazón de la UE es su mercado único, el cual garantiza la libre circulación de sus “cuatro libertades”: bienes, servicios, capitales y personas dentro de sus fronteras. Esto también significa que los países individuales están en gran medida restringidos de cerrar sus propios acuerdos comerciales específicos de cada país.

Pero así como cada relación es un mundo, la del Reino Unido con la UE no es la excepción. Por ejemplo, la libre esterlina o la permanencia de los controles fronterizos marcan el grado de escepticismo que el Reino siempre tuvo y mantuvo, algo intensificado en el rechazo a los compromisos financieros post 2008 y sociales con la afluencia de inmigrantes. 

David Cameron, un referéndum, dos retiradas

Para el año 2014, una eternidad pensada a partir de lo ocurrido, el por entonces primer ministro, David Cameron, veía con genuina preocupación el avance, al menos discursivo, del Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP) comandado por Nigel Farage, quien consolidó desde este espacio una plataforma bastante lineal pero no por eso menos efectiva. 

Con la inmigración, la saturación del Servicio Nacional de Salud y la desocupación en alza como agenda partidaria de este síntoma británico de los resurgimientos populistas en europa, Cameron prometió que, en caso de ganar las elecciones de 2015, convocaría a un referéndum desde el cual, atando también su continuidad en el cargo, buscaba aplacar las tendencias a la “fuga”. 

Ya reelecto, el primer ministro, quien dicho sea de paso consideraba un error que Gran Bretaña abandonara la Unión, cumplió confiado con su palabra. Pero prontamente, se daría cuenta que estaba equivocado. Con con casi el 52%, se decidió abandonar la UE y claro, Cameron debió renunciar a su cargo. 

Theresa May llega a Downing Street 

Electa desde el propio Partido Conservador, Theresa May llegó al poder con el objetivo de lograr hacer realidad del Brexit. Sus casi tres años en el cargo estuvieron completamente definidos desde este evento. Para lograrlo, dos requisitos, un acuerdo de retirada y la aprobación del Parlamento. 

El primero llegó con relativa facilidad, el segundo nunca y es por eso que May finalmente se quedó sin trabajo. 

Con la inalterable idea de que el Reino Unido abandone la unión aduanera y el mercado único de la UE, May, quien siempre tuvo en la fecha de salida su cronómetro interno, comenzó las negociaciones en el verano de 2017, acordando la fecha (de muchas) de salida para noviembre de 2018. 

Pero no pudo obtener el apoyo del Parlamento del Reino Unido para ese acuerdo. Las fechas límites se movieron en varias oportunidades y progresivamente el futuro político de la primera ministra se fue erosionando llevándola a renunciar a su cargo para junio del 2019. 

Las formas

Entonces llegó Johnson, Boris, promotor de la salida del Reino Unido y quien desde su primer día prometió “hacer o morir” este evento. 

Su fecha límite era el 31 de octubre del año pasado y si no había acuerdo, bueno, entonces el Reino Unido se retiraría sin uno. Por suerte, esto no ocurrió, de hecho, el Parlamento le marcó la cancha y debió negociar un nuevo plazo para la salida, el 31 de enero de 2020. 

En esto, el detalle a aclarar, dentro de lo nublado del panorama, era “el problema de las fronteras”. Más precisamente de los 499 kilómetros de frontera entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda. 

Lo que durante la negociación del Brexit se conoció como “el respaldo irlandés” se puede definir como una suerte de “póliza” que dice que no importa lo que suceda en las futuras negociaciones entre el Reino Unido y la UE, la frontera entre estos dos países permanecerá libre de controles físicos. 

Vamos un poco para atrás. Durante varias décadas, la frontera en cuestión fue el escenario de tensiones entre los “nacionalistas” de Irlanda del Norte y los “unionistas” de la República. Hasta el acuerdo de paz firmado en el año 1998 y aún hoy, ese territorio fue y es el símbolo de la división entre las partes. 

La Unión Europea contribuyó al estado de cosas, generando una suerte de frontera abierta a partir del comercio y la libre circulación. Pero la salida del bloque europeo amenaza esto, dado que esta división volverá a ser concretado el Brexit, “internacional”. Si, ya se, eso es lo que suelen marcar las fronteras, pero veamos que más planteaba “el respaldo”. 

Básicamente que si el Reino Unido y la UE no logran evitar los controles físicos en la frontera irlandesa al final del período de transición, todo el Reino Unido permanecerá en la aduana de la UE. 

Como parte de la UE, las fronteras del Reino Unido han estado relativamente abiertas. Pero el Brexit lógicamente desafía esto, da nuevamente la posibilidad de “retomar” el control de las fronteras y decidir internamente qué y quiénes entran o salen de estas naciones. 

¿Es tan importante?

Pero ¿por qué se habla tanto del Brexit? Bueno, queda mucho por definir. Sí, todavía falta, pero no es menor que este proceso condicione el futuro de uno de los principales centros financieros del mundo, además de dejar en blanco el futuro de millones de personas que llegaron a Gran Bretaña en las últimas décadas para trabajar. 

También podemos pensarlo de manera integral y ver que frente a un escenario político esencialmente marcado por la globalización y sus bondades, el mundo está viendo surgir partidos y propuestas donde los valores sostienen un discurso contrario a la inmigración, el libre comercio y las libertades individuales.  

El traumático triunfo electoral de Donald Trump y la consecuente «guerra comercial» con China, el Brexit, el ascenso de la extrema derecha populista en varios países de la Unión Europea y la victoria de Jair Bolsonaro en Brasil son algunos de los puntos que cuestionan la estabilidad de las democracias de occidente más sólidas y decantaron en un rechazo sobre el orden global construido.

¿Qué va a pasar ahora?

Desde el viernes los ciudadanos del Reino Unido ya no son parte de la Unión Europea, un problemita que si bien en lo inmediato no va a afectar a nadie, sí va a ser un dolor de cabeza a futuro. 

Sus 73 eurodiputados ya no se van a sentar en el Parlamento, el Reino Unido va a seguir en el mercado común y la unión aduanera europea hasta el 31 de diciembre de este año por lo que la libre circulación de bienes, personas, servicios y capital sigue hasta fin de año. 

A partir del 25 de febrero se espera que arranquen las negociaciones en serio, la de las palabras a los hechos, lo que nos lleva a pensar que el Brexit no terminó, sino que está a punto de empezar. 

Daniel Maffey

Lic. en Relaciones Internacionales

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