Argentina en la “Nueva Ruta de la Seda”: alcances y perspectivas de un proyecto histórico

Con la firma del Memorándum de Entendimiento en Materia de Cooperación entre realizado por el canciller argentino Santiago Cafiero y el ministro a cargo de la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma china, He Lifeng, la Argentina formalizó su incorporación a la Iniciativa de la Franja y la Ruta (IFR). 

En lo que se trata de un proyecto que ilustra los alcances en la proyección global de la República Popular China, el Gobierno nacional informó sobre la obtención de un financiamiento valuado en US$23.000 millones, todo un insumo de cara al tratamiento de la Ley de Fortalecimiento de la Sostenibilidad de la Deuda Pública y los dilemas que el principio de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional podría suponer en las finanzas del país.

Ahora bien, ¿qué es la Iniciativa de la Franja y la Ruta? ¿Por qué se habla del proyecto de infraestructura más ambicioso del sistema internacional? ¿Cuál es la postura de Estados Unidos y sus aliados sobre la IFR? Eso y más, en esta nota. 

¿Qué es la “Nueva Ruta de la Seda”?

El domingo 6 de febrero el ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto de la República Argentina informó sobre la firma del Memorándum de Entendimiento en Materia de Cooperación en el Marco de la Iniciativa de la Franja Económica de la Ruta de la Seda y la Ruta Marítima de la Seda del Siglo XXI. 

Lo que en concreto significa la incorporación del país a la IFR, popularmente conocida como “Nueva Ruta de la Seda”, exhibe en sus múltiples denominaciones las referencias de una cultura milenaria como la china, ilustrando además desde sus diferentes presentaciones la actualización que el proyecto transitó desde su presentación en sociedad en allá por 2013. 

La IFR toma su nombre de la Ruta de la Seda que, diagramada durante la dinastía Han, supuso la conexión económica y cultural entre China y lo que hoy es Asia Central. Esta lógica, varios siglos después y con una adecuación más cercana a los dilemas y estructuras presentes en la actualidad, fue resignificada bajo la idea de “ir al Oeste”, una política promovida bajo el decenio presidencial de Jiang Zemin (1993-2003).

Buscando emular los beneficios de la apertura hacia Europa desde la década de 1980 en adelante, proyectando nuevas rutas terrestres sobre el oeste y entendiendo que, como condición territorial y política antecedente se debía mejorar la conectividad en materia de infraestructura entre los países asiáticos, el presidente chino, Xi Jinping, presentó en 2013 su plan para un “Cinturón Económico de la Ruta de la Seda”.

Desde Kazajistán primero y apenas un mes después en Indonesia, Jinping graficó la voluntad de una iniciativa anclada en dos ejes: la Franja Económica de la Ruta de la Seda (vía terrestre) y la Ruta Marítima de la Seda del siglo XXI, las cuales quedarían nucleadas bajo la denominación “Un cinturón, una ruta” para prontamente ser denominada como la Iniciativa de la Franja y la Ruta. 

Los “cinturones” referían a los ferrocarriles y la infraestructura (autopistas, cableado de fibra óptica o Internet, entre otros) destinados a conectar China desde Europa hasta Asia Central, transitando Oriente Medio y Rusia en su recorrido; en tanto las “rutas” hacían lo propio con los desarrollos marítimos, con sus múltiples puertos por construir, desde la China Meridional hasta el Océano Índico y Pacífico Sur. 

Transcurridos dos años, en marzo de 2015 el Partido Comunista Cchino (PCCh) presentó el documento que dentro del 13° Plan Quinquenal 2016-2020 formalizó las iniciativas terrestres y marítimas de la Nueva Ruta de la Seda donde incorpora fuertemente dos aspectos: el componente tecnológico y la intención de promover el desarrollo de las provincias menos favorecidas en el sostenido crecimiento nacional. 

“Los proyectos son de infraestructura y tecnología con financiamiento chino porque esas 3 son las variables que constituyen la oferta exportable china. China va con ese excedente y se despliega por Occidente porque lo necesita para convertir su crecimiento en desarrollo y consolidar el proyecto colectivo que encabeza el Politburó”, explicó a Chequeado Gustavo Girado, economista y director del Posgrado Estudios en China Contemporánea de la Universidad de Buenos Aires (UBA).

Ahora bien, el dinamismo de las prioridades chinas explica además la constante ampliación de la IFR, por caso hacia lo digital y sanitario, evidenciando además, la voluntad de resignificar un orden internacional que ya no considera representado por las instituciones internacionales creadas post Segunda Guerra Mundial. 

“China trata de incrementar su capacidad para establecer normas y patrones globales, para lo cual invierte tanto en infraestructura física como en esfuerzos para diseñar nuevos esquemas de gobernanza global moldeados a su interés”, señaló Girado, también autor del libro Un mundo made in China.

El rechazo de Washington y aliados a la IFR

La Argentina se convirtió en el vigésimo país de la región y primera economía de América Latina en incorporarse a la IFR, con el antecedente de haber ingresado al Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (AIIB), una institución que, si bien desde su estatuto no demanda ser parte de la IFR, es vista como parte central de este proyecto.

La capacidad de financiamiento tiene en el AIIB una herramienta fundante al momento de pensar la concepción china de una estrategia financiera global (de momento centrada exclusivamente en la infraestructura y sus alcances) que se presente como una mejor, y en algunos casos única, alternativa al financiamiento de las instituciones norteamericanas u occidentales hasta ahora conocido.

Por lo que, el hecho de que el gigante asiático persiga la construcción de nuevas normas y organismos, así como su interés central de liderar la carrera en la disputa por la alta tecnología (algo que excede los alcances de esta nota) hace que muchas potencias y socios de los Estados Unidos, desistan de formar parte de esta Iniciativa. Solo a modo de ejemplo, de los países integrantes del G-7 únicamente Italia integra este proyecto. 

“La postura de los EE.UU. y otras potencias aliadas frente a la mayor presencia de China en materia de financiamiento y en materia comercial es de suma preocupación porque la presencia china ha mejorado el acceso a recursos que en otras épocas solo proveían EE.UU. o las instituciones que comandaba”, comentó a Chequeado Schulz, sociólogo e investigador del Centro de Estudios Chinos de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP).

En este sentido, detalla Schulz que “la novedad está planteada en que EE.UU. puede cuestionar pero ya no puede vetar. El hecho de que 145 países del mundo hoy sean parte de la IFR habla de la imposibilidad de limitar el margen de maniobra”.

Sin embargo, por fuera del respaldo occidental a los intereses de Washington, en la última década China ha avanzado encontrado en el incremento de la inversión en el continente europeo una manera de vincularse con potencias como en sus inversiones en el continente europeo, siendo precisamente Francia, Reino Unido y Alemania los países que más recibieron inversión extranjera directa por parte de Beijing.

¿Argentina va a recibir US$23.000 millones?

Tras la firma del Memorándum de Entendimiento entre la Argentina y China, el Gobierno encabezado por Alberto Fernández anunció haber concretado inversiones en el país por un total de US$ 23.000 millones. 

Ahora bien, lo cierto es que de momento ninguna de las partes publicó la documentación al respecto, explicitando los proyectos, plazos y montos específicos. 

La única información al respecto de este punto proviene de la Cancillería, desde donde se resalta que el financiamiento se instrumentará en 2 etapas, entendiendo que el segundo de ellos resta por ser aprobado. 

En concreto se habla de 2 tramos: “Uno ya aprobado por US$ 14.000 millones, bajo el mecanismo del Diálogo Estratégico para la Cooperación y Coordinación Económica (DECCE); y un segundo paquete, por US$ 9.700 millones, que la Argentina presentará en el Grupo Ad Hoc creado (…) tras la adhesión a la Franja y la Ruta de la Seda”.

*La nota fue originalmente publicada en Chequeado

Daniel Maffey

Lic. en Relaciones Internacionales

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