3 claves para entender por qué España no para de ir a elecciones

España tuvo elecciones en el mes de abril. Eso pasó. El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y Pedro Sánchez obtuvieron la mayor cantidad de los asientos en el Congreso (123) pero lo que no pudo fue conseguir los votos requeridos por ley para ser investido como Presidente. 

Para lograr alcanzar los consensos necesarios y salir de lo que los españoles llaman «el empate infinito», Sánchez contaba con tiempo hasta el 23 del presente mes. Sin embargo, lo inalcanzable del asunto llevó al funcionario a anticiparse en reconocer su derrota y convocar a elecciones nacionales para el 10 de noviembre (4° llamado para todo el país en los últimos 4 años). 

Por qué aunque las elecciones tengan lugar no se logra consolidar una administración, cómo se forma Gobierno en España y qué fue lo que cambió en las elecciones del 2015 para generar esta parálisis, lo vemos en esta nota.

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¿Cómo se forma Gobierno en España?

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La forma política del Estado español es la Monarquía parlamentaria. Además de un Rey, el poder legislativo cuenta con el Congreso de los Diputados, el cual se compone de 350 legisladores y el Senado, integrado por 265.

Tras celebrarse las elecciones, la formación de Gobierno cuenta con dos momentos o alternativas. Una primera instancia sucede cuando el (todavía) candidato a Presidente presenta su programa y se somete a la consideración del Congreso. La segunda es aquella en la cual el Presidente, tras obtener la confianza de la Cámara (y cumplir con el formalismo de ser nombrado por el Rey), propone al monarca el nombramiento de los ministros.

Para lograr ser investido en primera instancia, se requieren 176 votos de los 350 legisladores que integran el Congreso de los Diputados. De no lograr este apoyo, existe un segundo escenario en el cual se requiere una mayoría simple (más votos positivos que negativos -con 176 alcanza-).

Estos son los números que no se están logrando alcanzar en un sistema con sus exigencias que hasta el año 2015 se pensó bipartidista.

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¿Qué cambió en el 2015?

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Como consecuencia de la crisis económica iniciada en 2008, muchos estados europeos comenzaron a transitar cambios políticos. Los resultados de las elecciones generales de 2015 y 2016 dan cuenta de esto.

Tras estos llamados, el país ha transitado una reconfiguración del sistema de partidos. Se pasó de un bipartidismo representado en las últimas décadas por el Partido Popular (PP) y el PSOE, a un multipartidismo donde destaca el crecimiento de Unidos Podemos y Ciudadanos.

La aparición de estos dos espacios es el símbolo de un nuevo sistema político y el caso para entender porque no se logran fabricar las mayorías parlamentarias para formar Gobierno.

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¿Empate infinito?

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Pese a que la fluctuación en el número de votos recibidos por los dos primeros partidos (PP y PSOE) del país sigue existiendo, los “efectos de la desproporcionalidad” del sistema español continúan beneficiando a estas fuerzas. 

En términos generales, si pensamos el escenario en términos de izquierdas y derechas, el PP y Ciudadanos se encuentran sobre la centroderecha del sistema, en tanto que el PSOE y Unidos Podemos en la izquierda.

Ahora bien, los votos recibidos por cada espacio y cómo eso impacta en los asientos (votos) del Parlamento no permite una suerte de coalición que sea lineal a la cercanía ideológica y permita llegar a esa mayoría simple.

Ese punto es el que imposibilita que, más allá de la presencia de pequeñas fuerzas como los vascos y catalanes, España pueda formar Gobierno. Por ahora, solo elecciones.

Daniel Maffey

Lic. en Relaciones Internacionales

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